¿Por qué hablar de neurodiversidad?

La cita medica que nunca olvidare.

Cinthia Mendez

8/13/20252 min read

Hace algunos meses tuve una cita en el IMSS de Torreón con una de mis hijas. Fue una experiencia amarga, cansada y caótica.

Pero lo más frustrante no fue la espera ni el cansancio, sino la propia cita: el neurólogo, en lugar de enfocarse en el tema médico y atender a sus pacientes, comenzó a hablar de religión, culpabilizando a las familias por tener una supuesta “enfermedad”. Durante nuestra consulta, recibió más de cuatro llamadas y atendió todas, comentando con entusiasmo sus planes para asistir a un partido de fútbol… ¡que sería meses después!

La escena más dolorosa llegó cuando asustó a mi hija. Ella se puso tan nerviosa que se le cayó su botellita de agua al piso. Y entonces, el médico le dijo:
—Eres muy inteligente, pero tu cerebro está dañado y yo te lo voy a arreglar.

Le recetó medicación para eliminar sus stimming y aumentó la dosis para el TDAH. (Medicamento completamente innecesario la para su tratamiento, lo confirme con su medico de cabecera al llegar a nuestra ciudad de origen)

Al salir del consultorio, hablé con mi hija para saber cómo se sentía después de esa amarga experiencia. Su respuesta me dejó sin palabras:
—No te preocupes, mami. Ese doctor no sabe que todos los cerebros son diferentes. Imagínate… si todos pensáramos igual, ¡qué aburrido sería!

En ese momento pensé: ¡Lo hemos hecho bien! Mi hija está entendiendo lo importante.

Sin embargo, nos quedamos preocupadas por otra niña que estaba ahí, a la que —según escuché— ya estaban afiliando a una religión que ni sus padres conocían, todo por la influencia de ese médico. Un profesional que juzga, incapacita y juega con las heridas y el dolor de una madre y su hija.

Si esa mamá se reconoce en este relato, le mando un abrazo enorme. La busqué sin éxito para dárselo personalmente. Ojalá haya tomado otras decisiones, y no las que le proponía un médico sin ética, sin respeto y completamente desactualizado.